RESEÑA DE SUPERGIRL EPISODIO 2X03 "WELCOME TO EARTH"

Los problemas parecen acumularse para Kara. Su nuevo jefe, Snapper, es un cretino que incluso pasa por encima de James Olsen, ahora director de CatCo. El ocupante de la nave kryptoniana que llegó a la Tierra, se ha fugado violentamente del DEO. Y en esa tesitura, la presidenta de los EEUU va a National City para firmar su documento de Amnistía Alienígena, a través del cual pretende otorgar a los extraterrestres que viven en la Tierra los mismos derechos que cualquier ciudadano estadounidense. Pero parece que alguien no está muy satisfecho con esa iniciativa presidencial, ya que un extraterrestre no identificado pero con visión calorífica (lo cual pone en el punto de mira al kryptoniano fugado), atenta contra la vida de la presidenta, a la que Supergirl logra salvar.

Mientras el DEO sigue investigando el intento de magnicidio con la ayuda de Maggie Sawyer, una detective de la policía perteneciente a la unidad de crímenes relacionados con alienígenas, Snapper asigna a Kara entrevistar a Lena Luthor, que pretende lanzar al mercado un detector de alienígenas. Ofendida por la violación de derechos que supone un aparato así, Kara escribe un artículo muy posicionado que Snapper le obliga a reescribir. Aunque al final, Kara  terminará contenta de haberlo hecho y James pondrá a Snapper en su sitio.

Las pesquisas de Alex y Maggie, obteniendo información de un local underground al que acuden alienígenas a tomar copas, les llevan a averiguar dos cosas: una, que el fugado del DEO no es un superviviente de Krypton, sino que procede de Daxam, planeta que orbitaba el mismo sol que Krypton y que también quedó sin vida tras la destrucción de éste. Y dos, que el alien que ha atentado contra la presidenta es una nativa de Infernia que no está de acuerdo con el acta que obligará a los aliens a revelarse al mundo. Al final, Kara atrapa al daxamita (a quien considera su enemigo por ser de Daxam, planeta con el que Krypton mantuvo una guerra durante años), y Alex, Maggie y Supergirl detienen a la inferniana.

Después de todo, a Kara no le quedará más remedio que disculparse con el daxamita (cuyo nombre es Mon-El) y darle la oportunidad de conocerse más allá de los prejuicios de sus planetas rivales. A fin de cuentas, ambos son ahora huérfanos de mundo refugiados en la Tierra. La presidenta pro-alienígena a la que Kara adora, es en realidad un alienígena con intenciones desconocidas. Y J’onn J’onzz acudirá a tomar una copa al local de extraterrestres y allí descubrirá que una de las camareras de apariencia humana es, en realidad, una marciana como él…

Madre del amor hermoso. No sé ni por dónde empezar. Después de dos episodios que, para mí, han sido una puñetera delicia y que me han dado un zas en toda la boca con respecto a la aparición de Superman en la serie, ahora… ahora… ahora nos hacen… ¿esto? ¿Un bar de alienígenas que parece un trasunto de Men in Black con el Mos Eisly? ¿Una presidenta de los EEUU pro-alien con menos carisma que una maceta y que ¡oh, sorpresa!, es alienígena también? ¿Problemas laborales de Kara con su nuevo jefe cretino? ¿Un freak of the week que echa rayos de calor y enseña canalillo? ¿Y un futuro noviete daxamita al que Kara primero odia pero luego no, porque se da cuenta de que los prejuicios son malos, hacen pupa y si los tienes vas al infierno? Vamos, que podéis estar tranquilos si en vuestro álbum de cromos de clichés os faltaba alguno. Aquí en este episodio los tenéis todos repes, para dar y regalar. Servíos a gusto. 

Y es que hay muchos más clichés por minuto en este episodio de los que podría molestarme en enumerar. Os invito a ver el episodio y contarlos, si queréis, pero pese a todo lo peor del episodio no es eso. Ni tampoco la vergonzosa interpretación de algunos de los secundarios (qué mal actúa Lynda Carter, por favor…). Ni siquiera el bajón evidente de los efectos visuales con respecto a las semanas anteriores. Lo peor, es que esto ya es pura y duramente una serie del CW, con todo lo que ello conlleva. Para mal, me refiero. El tono en este episodio ha cambiado sustancialmente, las tramas se han hecho mucho más risibles, los personajes meros estereotipos, y como no podía ser de otra manera había que introducir como mínimo dos tramas románticas: la de Kara y y un Mon-El que se comporta como si viniera de Jersey Shore en vez de Daxam, y la de Maggie Sawyer y Alex Danvers. Como lo oís. Y es que, ya puestos a meter un personaje como el de Sawyer, que en los cómics es abiertamente gay, pues había que darle también su interés romántico. Y como hacer a Kara lesbiana habría sido demasiado transgresor (no le demos ideas a Zack Snyder, que nos lía a Superman con Cyborg o vaya usted a saber qué), pues a por la hermana. 

En fin, comparado con los dos episodios anteriores, el Supergirl de esta semana no es un bajón, es una cuesta abajo sin frenos. Sobrecarga masiva de tópicos, tramas ridículas y mal resueltas, personajes que a priori no parecen nada interesantes, y un notable cambio de tono que recuerda a los malos tiempos de Smallville. La primera temporada de Supergirl en la CBS no fue perfecta ni mucho menos, pero si algo tuvo fue frescura. Aquí en su tercer episodio en el CW, yo no se la he visto por ningún sitio. Pero esperemos que solo sea un necesario paso atrás para tomar impulso, y que la semana que viene remonte un poco. Porque una cosa es entretenimiento ligero y otra muy distinta es considerar que el espectador es idiota. Y a mí me gusta que me entretengan, no que me tomen por tonto.