"EL HIJO DE SUPERMAN: PARTE 2"
Guión: Peter J. Tomasi
Dibujo: Patrick Gleason (tintas: Mick Gray)
RESUMEN
Superman vuela con Jon hasta un punto del océano en el que un submarino nuclear ha tenido problemas y necesita ayuda. Durante el viaje, el hijo de Superman le manifiesta su temor por la reciente visita de Batman y Wonder Woman, ya que piensa que fueron a la granja para pedirle a Superman que lo entregue. Clark le dice que en realidad fueron porque no están cómodos con la idea de un nuevo Superman, pero que todo se calmará.
Tras rescatar el submarino, ocurre algo inesperado. Un gigantesco pulpo de las profundidades los ataca, y Superman lucha contra él para tratar de contenerlo. Pronto se da cuenta de que el animal está controlado por un extraño cristal que manipula sus movimientos, y mientras sujeta sus tentáculos le pide a Jon que apunte su visión calorífica contra el cristal. Inseguro y asustado, Jon lanza una primera ráfaga que impacta contra la espalda de su padre, pero Superman le anima a que se concentre y la segunda descarga del pequeño consigue dar en el blanco. Liberado del control del cristal, el pulpo se retira a su hábitat.

Poco más tarde, en la granja Smith, Lois cura la espalda quemada de Clark mientras Jon y Kathy están sentados en la rama de un árbol. Kathy le promete que guardará el secreto de sus poderes, y le coge la mano con cariño. Jon se pone nervioso con el gesto de la chica y accidentalmente parte la rama del árbol, cayéndose al suelo y quedando inconsciente. El abuelo de Kathy lo lleva a la granja en brazos y Clark se hace cargo de la situación dispuesto a averiguar cómo funciona el organismo de su hijo. ¿Por qué tiene superpoderes pero al mismo tiempo puede herirse como cualquier niño? Las respuestas solo pueden estar en un lugar: la fortaleza de la soledad.
Pero precisamente en la fortaleza, algo ha reconocido el ADN kryptoniano y ha tomado forma humana haciéndose con el control. El Erradicador ha llegado.
CRÍTICA

Cosas positivas; la relación familiar de los Smith es una delicia. Las palabras de Superman para su hijo reflejan en cada viñeta que, efectivamente, este es el Superman de antaño. Uno para el que hacer lo correcto y no con violencia, sigue siendo lo principal. ¿O acaso el Superman New 52 se habría preocupado por el pulpo gigante? Posiblemente le habría arrancado los tentáculos y se los habría hecho a la gallega en lugar correr un mayor riesgo para sí mismo en aras de preservar la vida de ese animal que no tenía culpa de nada. Señoras y señores, ESO ES SUPERMAN. El que no quiera verlo o piense que son conceptos pasados de moda, es porque solo ha debido conocer la faceta más moderna del personaje.
Más cosas positivas; la introducción de este Superman no es forzada. Todavía no está plenamente aceptado por la Liga, aunque sus actos heroicos son su mejor carta de presentación. La historia de Jon puede dar también muchísimo juego, con todo el descubrimiento de sus poderes y al mismo tiempo de sus debilidades. Solo van dos números, pero a priori no parece tan insostenible que Superman se haya convertido en padre como podía parecer en Superman Returns. Al contrario, en lugar de restar, la presencia del personaje de Jon suma, convirtiendo a la familia Smith en algo más tridimensional y permitiendo explorar aspectos que normalmente no se tocarían en una colección de Superman. Un Superman que se nos presenta tan buen padre como buen superhéroe, permitiendo a su hijo que tome sus propias decisiones pero empujándole con su confianza y sus consejos a hacer lo correcto.

Y ya que hablamos de looks, Superman vuelve a parecer Superman ya no solo en actitud, sino en aspecto. No creo que sea casual que el traje se vea tan clásico o que se juegue con las sombras y el color para dejar la zona inferior del traje más oscurecida, realzando las viñetas de medio cuerpo en las que casi podríamos decir que estamos viendo al Superman de antes, al de mallas y calzón. Otro ladrillo más en esta pared de clasicismo que están erigiendo en estos dos números.
Con todo, creo que está claro que me siento entusiasta con esta cabecera. Un dibujo excepcional, personajes que se comportan de manera afín a lo que son, un Superman que es Superman, y un inconfundible sabor clásico en un contexto moderno. Cuando hay que ir a cuchillo, se va, y en los últimos 4 años prácticamente nunca hemos podido decir nada bueno. Pero en estos momentos, y aunque sea muy pronto para echar las campanas al vuelo, Superman vuelve a ser una colección disfrutable, reconocible y coherente. Quién nos lo iba a decir.
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