Hace un par de años, cuando se supo que
Escuadrón Suicida sería una de las películas de un universo DC cinematográfico que apenas comenzaba a despertar, yo fui de los que se rieron de la idea. No puedo ocultarlo, quedó incluso grabado en uno de nuestros podcasts.
¿Quién iba a pensar que, a día de hoy, ha sido una las películas de superhéroes con las que más he disfrutado?
El inicio de la película te mete directamente donde te tiene que meter: en el universo DC, en el mismo de Man of Steel y Batman v Superman. Un universo en el que lo que ha ocurrido tiene un gran impacto, y de hecho todo el proyecto de formar un Escuadrón Suicida es una consecuencia de la muerte de Superman. Superman... un personaje que está muy presente en los primeros compases de la película, con un remember de su funeral y siendo constantemente nombrado con las mejores alabanzas. Se habla de él como el mayor héroe caído, y alguien con quien el gobierno asegura que tuvo mucha suerte. Ahora que está muerto, parece que todo el mundo en el DCEU considera a Superman alguien con una moral intachable, y el temor principal para la seguridad nacional es que "el próximo Superman" no comparta esos valores. Y ahí entra Amanda Waller y su iniciativa Task Force X.
Con un ritmo endiablado que hace que
la primera mitad de la película parezca una sola escena, vamos conociendo a los protagonistas y en esa misma presentación ya nos damos cuenta de cuáles van a ser los pesos pesados de la historia:
Amanda Waller, Deadshot, Harley Quinn y el Joker.
Amanda Waller se revela enseguida como una fría y astuta agente del gobierno capaz de manipular por igual a soldados, metahumanos y altos cargos, dando forma a un personaje ya no solo vital para la construcción del Escuadrón, sino que seguro tendrá un buen peso en este universo cinematográfico (y a la escena post-créditos me remito, como comentaré después). Y por supuesto, estupendamente interpretado por Viola Davis, en un papel que no se aleja mucho del registro que la ha hecho famosa en la serie
Cómo defender a un asesino.
Will Smith se mete en la piel de un Deadshot que, con permiso de Harley, creo que podríamos considerar el protagonista principal. Con un buen registro que combina la parte dramática del personaje con su vis cómica y, sobre todo, con un caso grave de la enfermedad de "Soy el puto amo y lo sabes" (su secuencia de quedarse solo ante el peligro ante docenas de enemigos es sencillamente fantástica), Deadshot brilla en sus escenas y Smith se antoja una elección perfecta para el papel. Por cierto, totalmente inesperado es su detención a manos de Batman (el cameo nº 1 de 3), una escena que te coge completamente desprevenido y que ayuda a que esos primeros 45 minutos de película sean un visto y no visto, y sobre todo a esa sensación de perfecta cohesión en este universo.
Harley Quinn sería el otro gran personaje de la película, no sabría deciros si más que Deadshot porque aquí ya intervendría también el hecho de que Margot Robbie no puede ser más sexy. Lejos de ser una chiflada porque sí, la psique de Harley se explica muy bien a través de certeros flashbacks en los que resulta fácil comprender que la psiquiatra perdió la cabeza intentando curar al hombre equivocado. La dependencia de Harley con el Joker es absoluta, enfermiza, más que amor es pura adicción (y de hecho, Harley es la razón por la que Joker sale en esta fiesta)... Pero eso no quita para que la guapísima Quinn pueda ser también divertida, letal, y que tenga algunas de las mejores escenas de la película, todas interpretadas de forma excelente por una Robbie que es mucho más que una sexy cosplayer.
Y hablar de Harley nos lleva directamente a hablar del
Joker de Jared Leto, posiblemente lo que más hype me producía de toda la película. Lo poco que había visto me fascinaba, y Leto como actor es una apuesta segura.
¿Ha cumplido mis expectativas? Pues sí, con creces. Pero con un par de matices. Por un lado, el doblaje me ha impedido disfrutar de la auténtica interpretación de Leto, pero eso es pecata minuta y lo solucionaré con un segundo visionado en V.O. Pero este Joker es muy diferente a lo que hemos visto hasta ahora. Inspirado en las últimas versiones del cómic, estamos más ante
un capo de la mafia que ante un demente o un agente del caos. Y como versión del Joker funciona, aunque su relación con Harley es confusa.
Por momentos parece que estemos viendo a un Joker enamorado, a un Joker al que le importa Harley incluso por encima de su propia seguridad o bienestar. Impensable, ¿verdad? Aunque tengo ganas de verla de nuevo para corroborar esta impresión, más bien me decanto a pensar que
el Joker siempre anhela aquello que no tiene, y Harley no deja de ser una propiedad más de Mr. J. En esta película vemos el ahínco con el que Joker intenta rescatar a Harley a toda costa, pero lo más probable es que, una vez la hubiera tenido, no la trate precisamente como a una reina. Así suele ser el bueno del Joker, aunque lo cierto es que aquí vemos esa faceta suya de aparente preocupación por su chica.
Ahora, lo que está claro es que una vez visto a este Joker, y después de la escena de persecución que se marcan con Batman (segunda aparición del murciélago en la película), todo el mundo va a querer verlo luchando contra Batman en su película en solitario. Leto lo borda, como era de esperar, y aunque debe tener unos buenos 10 minutos en pantalla en total, su metraje está dispersado aquí y allá y no cabe duda de que han guardado lo mejor para el futuro.
Si los que ya hemos comentado serían los "personajes estrella", vamos ahora con el grupo de "personajes tibios". En este sector encontramos a Killer Croc, Capitán Boomerang, Katana y Slipknot. Bueno, a Slipknot eso de que lo encontramos... lo encontramos pero casi de refilón, como nos levantemos a por palomitas o hacer un pis, nos lo perdemos. Tal como aparece, a los 5 minutos se lo cargan. Por lo que comentamos en el cine Pako Garrido y yo, al menos su muerte es muy similar a cómo lo eliminan en los cómics, pero sorprende que un personaje que ocupaba lugar en la foto oficial dure más o menos lo que las promesas electorales.
El cocodrilo estoy seguro que habrá sido el favorito de mucha gente porque es bruto, pelea mucho y tiene muy buen aspecto, además de que tiene bastante importancia en la historia, pero personalmente no me hice con el personaje, aunque es un buen complemento para el grupo. Katana es posiblemente el personaje más prescindible y olvidable de todo el elenco, aunque hace su parte. Y Boomerang es lo que se esperaba; un badass, un tío que se bebe dos cervezas en medio de una pelea y que manipula a Slipknot para probar si los dispositivos explosivos anti-fuga que les han puesto, funcionan o no. Pero aparte de eso, gracias a Boomerang está justificado que la película tenga a Flash (cameo nº 2 de 3), en una secuencia muy breve pero que nos demuestra que, en movimiento, este Flash se comporta como Flash, se mueve como Flash y luce como Flash, y que vuelve a darnos una bofetada de Universo DC en toda la cara. No, si al final me veo comprando la Hot Toys de Ezra Miller, ya veréis...
Y ahora vamos al grupo de
"personajes sorpresa", que para mí han sido
El Diablo y Rick Flag.
Bajo la pinta de pandillero del Diablo se esconde uno de los personajes mejor construidos y con más trasfondo. Decisivo en los combates gracias a su poder de controlar y crear fuego, tiene la suerte de contar con una de esas historias de redención que tan bien funcionan, y así mientras vamos conociendo la historia detrás del Diablo, llegamos al clímax en el que su intervención (sacrificio mediante) resulta tan crucial. Al final, por más sorprendente que pueda parecer -y creedme que yo soy el primer sorprendido-, Diablo es un personaje que deja poso. No para comprarse su Hot Toys, pero... casi.
Algo similar pero en menor medida le ocurre a Rick Flag. Joel Kinnaman se mete de lleno y de forma muy solvente en la piel de uno de esos militares convencidos de que nada está por encima de la misión, un tipo duro capaz de liderar a soldados o a criminales metahumanos por igual. Pero al mismo tiempo, su relación con June Moone lo convierte en un hombre con debilidades, aportándole algo más que esa fachada estereotipada. Una grata sorpresa para un personaje que dábamos por perdido desde que el genial Tom Hardy rechazó el papel, pero al que Kinnaman ha hecho más que justicia.
Y dejamos a la villana para el final. Al final sí ha resultado que La Encantadora era la villana de
Escuadrón Suicida. No la única, pero sí la principal. Cara Delevingne hace un buen papel, tanto como la asustada y poseída June Moone como cuando le toca ser la tétrica bruja cubierta de mugre, o en su último acto cuando ya es la hechicera superpoderosa que está a punto de destruir el mundo. Además, la historia de amor entre ella y Flag funciona de forma adecuada. Quizá flojea un poco su hermano hechicero como segundo villano, o que
todo el ejército de la bruja tenga ese aspecto de ser gente rebozada en alquitrán (los Hombres Croqueta Quemada, podríamos llamarlos), incluso no diré que no se nota cierto regustillo a cine ochentero con títulos como
Los Cazafantasmas viniendo inevitablemente a la cabeza. Pero ¡qué demonios! Igual es por mi falta de pretensiones para con esta película de la que solo esperaba pasar un buen rato, pero ni siquiera esas partes más flojas me impidieron disfrutar de un clímax de esos en los que los malos tienen que decidir que el mundo, aunque los ha repudiado desde siempre, es más importante que ellos mismos. Y eso, al final, deja una agradable satisfacción en el espectador, y la villana, aunque sea el aspecto de la película que más mejora habría admitido, no es sino el vehículo necesario para llegar a ese punto.
Con todo, para mí estamos ante una de las mayores sorpresas que me he llevado en una sala de cine. Una casi imposible combinación de cine de superhéroes, de acción, humor, y hasta con toques de fantástico y terror ochenteros, combinados con una banda sonora formada por temas ante los que hay que levantarse y aplaudir. Y por si fuera poco, la película no solo funciona como algo independiente sino que se integra perfectamente y engrandece el DCEU del que forma parte, en especial con una escena mid-credits de Amanda Waller con Bruce Wayne (cameo nº 3 de 3) que hará que, literalmente, se os caiga la mandíbula y que recordéis aquel momento marvelita de "Mi nombre es Nick Fury. He venido a hablarle de la iniciativa Vengador".
En definitiva, no diré eso de "yo siempre apoyé al Escuadrón Suicida" porque ante todo soy un tío que no reniega de sus palabras. No me queda otra que aceptar que los juicios precipitados son siempre un riesgo, y que con Escuadrón Suicida me equivoqué. Obviamente no estamos ante la mejor película de la historia, pero ¿es peor que Deadpool? ¿Que Ant-Man? ¿O que Vengadores 2? ¿Merece que la crítica especializada se haya ensañado con ella como una manada de hienas con un cachorrito de ñu? No, en absoluto. Es, posiblemente, la primera película de DC de tono más marvelizado, pero a la vez se sigue sintiendo como parte de la casa. Y creo que es justo lo que necesitábamos para seguir avanzando en la construcción de este sueño que es el DCEU.
Mi nota (dedicada con todo el cariño a los tomatitos podridos y similares) es un
9.
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