JUSTICE LEAGUE VS. SUICIDE SQUAD NÚMS. 1-3
(Febrero 2016)
Guión: Joshua Williamson
Dibujo: Jason Fabok, Tony Daniel, Jesús Merino
RESUMEN
Batman pone en conocimiento de la Liga de la Justicia la existencia del Escuadrón Suicida y explica cómo el gobierno está usando conocidos criminales para misiones secretas encubiertas. Decididos a poner fin a dichas operaciones, la Liga intercepta al Escuadrón en la isla de Badhnisia, donde estaban llevando a cabo su última misión. El enfrentamiento entre ambos grupos es inevitable, y pronto la batalla parece decantarse del lado de la Liga, pero cuando Killer Frost consigue absorber la energía vital de Superman, sus poderes consiguen que la Liga sea capturada por Amanda Waller.
Batman no tarda en escapar del encarcelamiento y negocia con Waller la liberación del equipo, y es que la peligrosa burócrata tiene una muy peligrosa espada de Damocles sobre ella. Maxwell Lord ha liberado para sus propios propósitos al más peligroso grupo de criminales que jamás haya pisado la Tierra y, entre otros planes, ahora quieren su cabeza.
CRÍTICA

El resultado es bastante parecido a lo que nos ha ido dando la casa de las ideas. Un cómic bastante flojete en cuanto a argumento, pero muy entretenido y muy legible si lo que se quiere es pasar el rato viendo a super tipos resolviendo sus problemas a bofetón limpio.
Los personajes están todos en su sitio y hacen exactamente lo que se espera de ellos, que mayormente es usar sus poderes para intentar cargarse a su rival de turno. Al fin y al cabo, estos eventos están pensados para lectores poco avezados en la continuidad y que no tienen por qué saber de dónde viene o a donde va cada uno de estos personajes. Y es que si algo deja claro esta saga es que la continuidad de DC está hecha unos zorros y que mejor directamente nos olvidamos de ella para disfrutar página a página. Batman acaba de descubrir que el Escuadron Suicida existe, Maxwell Lord vuelve a ser el manipulador todopoderoso que era en los tiempos pre New 52 y Lobo vuelve a ser básicamente (y ya era hora) el mismo que se hizo famoso en los años 90. Todo ello sin mayores explicaciones y porque sí. Cosas del Rebirth y de la fórmula Johns de arreglar estropicios. Sin embargo, bien está lo que bien acaba y, coherencias aparte, todos los atajos se ponen al servicio de que este invento sea lo más ligero y divertido posible, y mayormente el objetivo se consigue.
En cuanto al dibujo, Fabok está, cómo no, absolutamente impresionante en el primer número, tanto que ni Tony Daniel, ni Jesús Merino pueden seguirle el ritmo en el segundo y el tercero, donde ni el uno ni el otro llegan todo lo lejos que hubieran sido capaces con algo más de tiempo y mejores entintados.
Poco más que decir. Se trata de un cómic de fácil consumo, divertido, entretenido y más simple que el mecanismo de un chupete. No se prevé que la trama, por más que quede mucho cruce por delante, se vaya a complicar mucho, pero si por lo menos sigue siendo divertida, al menos el invento habrá valido la pena.
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