RESEÑA DE INJUSTICE: GODS AMONG US (AÑO 5) #33

Tras la pelea contra Hawkman, Superman está gravemente contaminado por la kryptonita y no tiene fuerzas. Diana le ayuda a sentarse en su trono y Flash y Shazam rastrean la ciudad en busca de la Resistencia y del secuestrado Cyborg. Superman apenas puede articular palabra pero le dice a Wonder Woman que deben encontrar a Victor y no permitir que Batman destruya todo por lo que han luchado. Es obvio que el kryptoniano teme la información que Bruce pueda extraer del Cyborg.

Batman y los suyos se han refugiado en el centro de Metropolis, bajo la superficie de la Torre Lexcorp. Con trajes especiales antirradiación trabajan para hackear el sistema de Cyborg y finalmente lo consiguen, accediendo a las grabaciones de los satélites del Régimen. Y saben dónde tienen que buscar.

Flash va a visitar a Lex y le cuenta lo que cree que la Resistencia quiere hacer con Cyborg. Los dos hablan acerca de que es posible que en los archivos de Cyborg existan pruebas de Clark estuvo detrás de la muerte de Alfred. De ser así, dice Lex, lo que ocurra es lo que debía ocurrir.

La Resistencia ha dado en el clavo. Han encontrado la grabación en la que Superman calcinó a todos los miembros de la secta del Joker. Tienen su “pistola humeante”. Y están decididos a proyectar esas imágenes ante todo el mundo, nada menos que en las pantallas de Times Square en New York.

Números así es lo que hace falta para que este último acto de Injustice nos deje con un buen sabor de boca. El Régimen se tambalea, Superman está medio muerto por la kryptonita pero, lo que es peor, es que todo por lo que ha luchado (y quien dice luchado, dice asesinado, manipulado y aterrorizado) está a un paso de derrumbarse como un castillo de naipes. El mundo tiene ahora la oportunidad de ver a su líder y protector asesinando a sangre fría a un montón de inofensivos seguidores de un loco muerto. Muerto a manos de Superman, ya que estamos. ¿Podrá resistir el Régimen ese varapalo? ¿Perderá Superman las alianzas y lealtades que le quedan si llegan a descubrir que fue el titiritero que orquestó la muerte del noble Alfred Pennyworth? Los interrogantes y la tensión narrativa de este número consiguen que sus páginas sean entretenidas y con buen contenido. 

Regresa Tom Derenick al dibujo con sus trazos toscos, cargados de sombras y en esta ocasión poco espectaculares, con mayoría de paneles que parecen haber acusado las prisas del deadline. Pero por otro lado, la portada de David Yardin para este número es formidable, representando a la perfección a ese rey caído que es, en estos momentos, el hombre de acero.

Con todo, muy buen paso el que da Injustice esta semana de camino hacia su final. Un final que, aunque sepamos que es el punto de partida del videojuego, no deja de resultar interesante de conocer. Y es que, aunque el destino final esté claro, recorrer el camino siempre es lo más divertido.