DC UNIVERSE: REBIRTH #1 (Julio 2016)
Guión: Geoff Johns
Guión: Geoff Johns
Dibujo: Gary Frank, Ivan Reis y Phil Jimenez
Sumido en la fuerza de la velocidad, Wally West contempla un mundo que le ha olvidado. Algo, una fuerza externa al universo y nunca antes vista, ha ejercido su influencia y ha convertido la Tierra en un lugar muy distinto al que Wally conocía. No solo han desaparecido años enteros de historia, sino que aquellos que hasta ahora eran sus amigos han cambiado drásticamente.
Intentando no desaparecer para siempre en el olvido, el antaño Kid Flash pugna por salir del limbo en que se encuentra e intenta aferrarse al mundo terrenal. Para ello, alguien, alguno de los que antes le conocía, debería recordarle y convertirse en un vínculo para él en este universo. Pero nadie parece ser capaz de semejante reto. Los sucesivos intentos de contacto van desgarrando a Wally, disolviéndole cada vez más en la fuerza de la velocidad. Ni siquiera su mujer, Linda Park, le recuerda, ante lo que Wally admite su derrota y decide utilizar sus últimas fuerzas en despedirse de quien ha sido su mentor y referente toda la vida: Barry Allen. Pero será precisamente el velocista escarlata quien conseguirá lo imposible y romperá los límites de la realidad recordando por fin a Wally y devolviéndolo al mundo físico. Queda mucho por hacer, mucho por recordar y sobretodo, averiguar quién es la mano que está detrás de todas estas modificaciones, pero el universo DC ha recuperado de pronto, buena parte de su historia.
CRÍTICA
Intentando no desaparecer para siempre en el olvido, el antaño Kid Flash pugna por salir del limbo en que se encuentra e intenta aferrarse al mundo terrenal. Para ello, alguien, alguno de los que antes le conocía, debería recordarle y convertirse en un vínculo para él en este universo. Pero nadie parece ser capaz de semejante reto. Los sucesivos intentos de contacto van desgarrando a Wally, disolviéndole cada vez más en la fuerza de la velocidad. Ni siquiera su mujer, Linda Park, le recuerda, ante lo que Wally admite su derrota y decide utilizar sus últimas fuerzas en despedirse de quien ha sido su mentor y referente toda la vida: Barry Allen. Pero será precisamente el velocista escarlata quien conseguirá lo imposible y romperá los límites de la realidad recordando por fin a Wally y devolviéndolo al mundo físico. Queda mucho por hacer, mucho por recordar y sobretodo, averiguar quién es la mano que está detrás de todas estas modificaciones, pero el universo DC ha recuperado de pronto, buena parte de su historia.
CRÍTICA

¿Pero qué es este renacimiento?¿Es el fin de los Nuevos 52? ¿Es un reboot donde todo empieza de cero? ¿Es una mezcolanza compleja hecha a base de un poco de aquí y de un poco de allí y a ver qué sale? ¿Sabe alguien en DC lo que es, a fin de cuentas? Vamos por partes.
No cabe duda de que Rebirth es el final de los New 52, al menos un final digamos de concepto. Hemos llegado al mañana del “pan para hoy y hambre para mañana” que alumbró esa iniciativa en 2011. Se acabo lo que se daba, la barca ya no tira y hay que ir por otro lado. Rebirth niega la mayor de los New 52. El universo DC ya no es una seta que ha salido anteayer, donde todos los personajes son jóvenes, guapos y muy cools, y donde el pasado y el legado de la compañía no existen. No. La puerta vuelve a estar abierta para conceptos como la JSA, los Titanes, y por supuesto el propio Wally West. Johns se permite dar un par de bofetones en estas páginas a varias decisiones creativas que se tomaron los últimos años, más en plan venganza que autocrítica, ya que a fin de cuentas, casi todo lo que acaba rescatando es lo que él escribió sin darle mucha cancha a todo lo demás.
Fiel a su estilo, Johns también descarta el reinicio. Su estrategia a la hora de barrer en casa siempre ha sido sumar y no restar. Para Johns, todo vale o al menos casi todo, ya que aquí hace un peligroso ejercicio de recordar los elementos que le interesan y olvidarse estratégicamente de otros. Su Wally West parece más empeñado en rememorar sus orígenes y años con los Titanes que su etapa como Flash titular, mejor recordamos los orígenes y nos olvidamos un poco de los gemelos West, con lo que, en definitiva, Johns se está sacando de la manga una nueva continuidad, tan absurda y posiblemente tan llena de agujeros como la que salió del N52, pero eso sí, una donde los conceptos y personajes de antaño no estén vetados desde el primer momento.

En conclusión, lo que no puede ser no puede ser y además es imposible. Arreglar la continuidad DC es exactamente eso: imposible. Harían falta grandes autores con grandes ideas y sobre todo editores con talento que supieran cuándo escucharles y cuándo pararles los pies. Justo lo contrario de los patanes que han regido la compañía los últimos años y que con este renacimiento siguen exactamente donde estaban.
Rebirth es mucho mejor que el N52 o DC You, huele a DC, se siente DC, y por tanto se disfruta un rato, pero hoy por hoy es un parche. Uno bonito, bien presentado y con mucho fan service, pero un parche más al fin y al cabo, en una compañía cuya historia ya es por naturaleza una sucesión interminable de estos.
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