SUPERMAN #44 (Noviembre 2015)
Guión: John Romita Jr.
Dibujo: Gene Luen Yang
Reseña de Antonio Monfort
RESUMEN
La identidad de Clark Kent es ya de conocimiento público y los ataques al reportero por parte de los que buscan vengarse de Superman son constantes. Mientras una nueva encarnación de la banda de la Escalera Real ataca a Clark por la calle, un grupo de supervillanos toma como rehenes al personal del Daily Planet. Superman llega al edificio para salvarles pero aunque consigue derrotar a la mayoría no puede evitar que Perry White salga herido del trance.
Sin embargo, el veterano editor está herido con Clark de un modo que va mucho más allá de lo físico y no soporta que su reportero haya estado engañándole durante tanto tiempo. La ruptura entre ambos es inevitable.
Dadas las circunstancias, Superman graba un video advirtiendo a todos sus enemigos que se mantengan lejos de los suyos o que se atengan a las consecuencias. El tono de amenaza que utiliza es rápidamente reprochado por Lois Lane, pero el hombre de acero está convencido de que no le queda otro remedio.
CRÍTICA

Puestos a abrir el melón, la cosa debería llevarse con talento y cuidado tratando de buscar fuerza en un villano poderoso, unos secundarios potentes y poder así explorar de verdad lo que significaría para el personaje que algo así ocurriera.
En definitiva, justo lo contrario de como lo han hecho aquí. Ya hemos comentado en estas reseñas que el modo en que se ha contado esta historia entre esta serie y las demás, solo ha conseguido hacerse un auto spoiler que ha convertido este título, y lo que debería ser un número, este, emotivo y trepidante, en puro relleno, así que no volveremos a incidir en ello. Sin embargo este capítulo nos permite ver otras facetas de por qué no funciona esta historia. En primer lugar, la amenaza de los villanos a la gente del Planet tiene poca importancia de cara al lector, dado que estos son puro decorado desde que empezó el New 52. ¿Que Steve Lombard está amenazado? ¿Y? ¿Acaso es un personaje relevante en la vida de Clark? ¿O para unos lectores que no le han visto el pelo desde que Gary Frank dibujaba estas páginas? Este Superman no tiene amigos o familiares, por tanto, el recurso de amenazarlos es básicamente incomprensible. Por otro lado tenemos el papel de Perry White. Lo siento, pero no me creo que el veterano editor reaccione de esa forma. No es J.J. Jameson, no funciona así. Su reacción a la identidad de Clark está completamente fuera de personaje o quizá sea que como nunca se le había prestado atención en esta etapa, estemos conociendo ahora al Perry “New 52”. Total, si Superman es un matón de tres al cuarto, tampoco es un problema que Perry sea un cascarrabias egoísta.
Otra faceta que viene a chafar el invento es la faceta amenazante de Superman que tenemos aquí. Primero, es paradójico que un Superman sin poderes amenace y segundo, nada, un nimio detallito: SUPERMAN NO AMENAZA. Leyendo esto no sería difícil sacar la conclusión de que hasta ahora, el hombre de acero era un perdonavidas porque sus poderes se lo ponían fácil. Sin ellos, solo le queda recurrir a la fuerza bruta. ¿En serio? ¿Este es el concepto que esta gente tiene del personaje? Ciertamente, eso explica muchas cosas.
En cuanto al dibujo, pues más de lo mismo. Este es el último número de Romita Jr. y sobra decir que no le echaremos de menos. Su apresuramiento, su parquedad de detalles, sus formas más que deformadas y coronado por un entintado demoledor, hacen que el dibujo sea aún más lamentable que la historia, que ya es decir.
En definitiva, pobreza extrema la que sigue imperando en los comics de Superman en general y en esta serie en particular. No tiene nombre que habiéndose permitido tocar uno de los grandes temas del personaje, su identidad secreta, el resultado sea tan paupérrimo como lo que estamos leyendo. Esto es lo que hay y esto es lo que tenemos, unos comics de los que cualquier aficionado al personaje debería huir como de la peste.
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