RESEÑA DE JUSTICE LEAGUE #22

Simon Baz y Jessica Cruz están en una misión de rutina. Pese a llevar ya un tiempo en la Liga como Green Lanterns, la duda y la inseguridad les asaltan, especialmente a Jessica. No creen estar a la altura de sus compañeros.

Sus dudas empeoran cuando descubren que de vuelta de su misión han traído inadvertidamente al satélite de la Liga una especie microscópica desconocida que obliga a poner en cuarentena al satélite y a sus ocupantes. 

Breve y escasamente ambicioso número de transición que ahonda en un tema que podría haber dado mucho más de sí, pero que nunca pasa de la superficie, como es las dudas y la inexperiencia de los nuevos Lanterns.

Jessica y Simon se han convertido casi en los únicos miembros de esta Liga con los que hay espacio para el desarrollo, y eso que también tienen su propia serie, por lo que suelen ser el eje de muchas tramas “humanas” en esta etapa. Sin embargo, Hitch no parece demasiado preocupado en ahondar en estos asuntos durante las grandes sagas y el espacio para los guionistas fill in, como es el caso, no deja de ser escaso. Con todo, de lo mejor del capítulo es la voz del personaje de Jessica que a diferencia de las estereotipadas que resultan el del resto de los integrantes de la Liga, es identificable, cercana y más o menos conduce una historia que tiene una enjundia verdaderamente escasa.

El dibujo es de lejos lo mejor del episodio. Sin poder lucirse con grandes escenas, es perfectamente funcional y aunque tiene alguna carencia en los primeros planos, cumple de sobra con su cometido. Lástima no haber tenido una mejor historia para plasmar.

En conclusión, un número intrascendente para una etapa que pese a sus aspiraciones cósmicas se está quedando precisamente en eso. En la intrascendencia más absoluta.